CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA, BRASILIA.
Transparente, luminosa y hermosa, una catedral que habla por si misma y pareciere simplificar el hablar con dios, plantea un camino directo; un túnel con acceso al cielo. El arquitecto Oscar Niemeyer encargado de su diseño se enfocó para este en la forma de orar y comunicarse con dios, en los ritos y acciones en las ceremonias y encontró en el agite de las manos el punto de partida para este proyecto.
Unas manos que se abren al cielo, y se agitan para el. Es lo que representan las 16 columnas convexas. El espacio habla, sin necesidad de una cruz y de imágenes de santos, se siente y reconoce lo místico, cristales que iluminan su interior dan la calides para sentirse en paz y las sombras dan la penumbra necesaria para la protección.
un poco enterrada, conectada con la tierra y casi elevada al cielo, enmarcada por una plazoleta protegida por los cuatro evangelistas que dan paso a su interior, una catedral majestuosa, fina y pensada para conectar al hombre con dios.
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